Por desgracia, estos últimos días ha venido a mi mente una reflexión que hasta ahora no había tenido la necesidad de plantearme, ¿Qué ocurre con las cuentas en las redes sociales de las personas fallecidas?

Hasta hace un par de años, lo más probable es que dichas cuentas caerían en el olvido en el caso del fallecimiento del titular pero con el auge que están teniendo en los últimos tiempos las redes sociales como Twitter, Facebook, Tuenti, etc, no es extraño preguntarse qué ocurriría con esas cuentas.

Echando un vistazo a las políticas de privacidad de Tuenti, se hace referencia a que si se conoce a alguien que tenga cuenta en dicha red social y éste ha fallecido, se pueden poner en contacto mediante un formulario para solicitar su cierre. Pero llega más lejos, según aparece en el extracto que adjunto, no hay forma de recuperar dicha cuenta por parte de ningún familiar y con ello se pierde, no sólo la información sino las fotografías.

Por motivos legales, no podemos darle acceso a nadie a estas cuentas, y la única acción que podemos tomar es cerrar la cuenta.

En el caso de Facebook por ejemplo, la empresa americana asegura que la política de su empresa es mantener las páginas del perfil de los fallecidos “de forma especial y conmemorativa durante un periodo de tiempo determinado, eliminando cierta información sensible” y permitiendo el acceso a la página sólo a los amigos que ya estaban confirmados por el usuario en el momento de su muerte aunque el director de Internacionalización de la compañía, Javier Oliván, ha afirmado que Facebook ofrece también a los familiares cercanos la solicitud para cerrar completamente la cuenta del fallecido.

Yo reflexiono sobre qué es lo ideal en estos casos, ¿debemos notificar el fallecimiento? De este modo evitamos el morbo de que gente escriba cosas pero también cerramos la posibilidad de ver todas las fotografías de ese ser querido que acaba de fallecer. Fotografías que probablemente sean únicas ya que, en multitud de ocasiones, son fotografías subidas desde dispositivos móviles y que puede que no estén almacenadas en ningún otro sitio.

Aunque la idea de conservar todas esas fotografías de nuestro ser querido se me antoja razonable y loable, podemos entrar en el debate, moral o legal, de ver si es lícito acceder a toda la información personal de un fallecido. No olvidemos que en nuestras redes sociales tenemos, además de fotografías, multitud de información privada y sensible, comentarios, mensajes…

¿Entendemos que la información de las redes sociales puede ser heredada?, ¿quién es el dueño de la información de un fallecido?

En Estados Unidos, paraíso de las querellas y los procesos judiciales, se han dado varios casos en los que familiares de un fallecido han reclamado a Facebook, por ejemplo, la posibilidad de acceder a la cuenta de su familiar.

Pra finalizar os lanzo una pregunta:

Imaginad que fallece un familiar vuestro, un hermano, una novia, una mujer o marido, un hijo… ¿Entraríais en esa cuenta si encontraseis las claves?, ¿solicitaríais a la red social que os permitiese el acceso en caso de no disponer de dichas claves?