Cada día tengo más claro que el cerebro humano es la herramienta más perfecta jamás creada, con los pros y contras que eso conlleva.

El cerebro del ser humano puede hacerte enfermar y curar, puede cegar tu juicio o hacerte la persona más clarividente del mundo, el cerebro humano es una máquina perfectamente engrasada que, a veces, nos juega una mala pasada.

Desde hace un par de años tengo algún kilo extra (una docena o más) y recurrir a las dietas es algo que me horroriza, tanto por la dificultad que conlleva seguirla a rajatabla como por el efecto rebote cuando la abandonas.

Desde hace unas semanas decidí que yo mismo controlaría lo que comía simplemente contando las calorías que consumía y sabiendo que no debía pasarme de una cierta cantidad.

Pues dicho y hecho, tras más de dos semanas usando esta técnica ya he perdido 6 kilos y no me ha costado demasiado esfuerzo, bueno miento, me cuesta el esfuerzo de ir 2-3 veces al gimnasio, pero no me ha supuesto pasar hambre.

Mi cerebro se ha acostumbrado a pensar analíticamente cada alimento que mis ojos captan. Todos sabemos que estamos acostumbrados a comer con los ojos y, normalmente, las comidas que más nos gustan son las que tienen más calorías. Mi cerebro ha puesto un filtro, vete tú a saber cómo, que me permite vencer la tentación de tomar chocolate, cerveza, patatas fritas… y me dice automáticamente que si como eso, tiraré por tierra todo el esfuerzo anterior.

Sí, amigos, el cerebro es una herramienta poderosa.