Como dice el dicho popular, “Rectificar es de sabios” y en este caso de monjas… Hace unas semanas escribí un artículo acerca del trato recibido por una chica cuando fue a coger fecha para su boda en el Convento de las Adoratrices en Sevilla. Como sabéis quienes sois asiduos a este blog, el artículo estaba escrito en clave de crítica por la soberbia, falta de humildad y falta de caridad demostrada por las hermanas de esta congregación, y más concretamente por la Madre Superiora de la misma. Pues bien, os quiero comunicar que el día 5 de Marzo, esta chica volvió a estar en el convento para definitivamente elegir la fecha de boda, y tal y como le había indicado la madre Superiora antes debía pedir perdón por su “comportamiento”, así que estuvo allí un poco antes de la hora indicada para que todo fuera bien y no encontrarse con ninguna otra sorpresa de mal gusto, dispuesta a hacer lo que la Madre le había indicado por teléfono por temor a quedarse sin sitio para celebrar su enlace el próximo año. Cual fue su sorpresa cuando la Madre Superiora no sólo no se acordaba de ella, sino que la invitó a pasar a su despacho y le pidió disculpas por las formas utilizadas para con ella y el resto de personas que estaban allí, admitiendo que el caso se les fue de las manos y no fue el proceder correcto de una religiosa. Desde aquí, al igual que en su día dije que no eran formas de una sierva del Señor y que había dado por parte de una congregación religiosa un mal ejemplo a los fieles y a los cristianos, hoy quiero reconocer que la aceptación de su error le honra y que todos deberíamos actuar así siempre, admitiendo nuestras equivocaciones para intentar hacer la vida un poco más sencilla y un poco más fácil.