Una semana menos, y un comedero de cabeza más… Al traje aún le faltan los últimos retoques y la Semana Santa está por dar su pistoletazo de salida, y los que somos sevillanos y forofos de nuestras tradiciones, no podemos faltar a esta ineludible cita de arte y religiosidad popular que nuestra ciudad enaltece con su incomparable escenario.
Podemos decir que contamos con una semana menos para conseguir el objetivo que nos trazamos allá por Navidades, cuando decidimos vestirnos de flamenca un año más, pero con un traje diferente al de años anteriores. Ahora sí hay que tomar decisiones rápidas y salir a la busca y captura de los complementos del color y tamaño exacto…
Hacemos las últimas pruebas para que el talle esté en el lugar perfecto, los volantes a la medida exacta, el cuerpo dibujado bajo la tela escogida mostrando cada curva y haciendo de la mujer sevillana la más irresistible de las mortales cuando paseen altivas y preciosas por el Real soñado.
Daremos las últimas puntadas, enhebraremos las últimas agujas de esa máquina de coser que ha visto pasar bajo su ojo miles de lunares, cientos de volantes, decenas de estilos propios, de encajes de bolillos, de tiras bordás, de mangas de farol, de mariposa, pasamanerías de todo tipo, de todo color, lazos, cintas, bordados, tules, organdíes, sedas, crespón, batista, infinidad de tejidos que siendo los mismos, son diferentes en ilusiones, en entusiasmos, en tamaño y en sueños idealizados de formas imposibles que se hacen realidad llegado el momento.
Decidiremos, al fin, que todo es perfecto tal como una vez lo soñamos en nuestra imaginación sin límites. Por fin lo hemos conseguido, todo está apunto, al menos nosotras, de ellos ya hablaremos, del Real también… y como dijo un pregonero de nuestra Semana Mayor: “¡¡¡… a la Gloria, sevillanos, a la gloria y a Sevilla!!”