Han pasado casi 24 horas y más de 300 kilómetros de conducción por carreteras solitaria, tras largos momentos en los que el volumen de la radio parecía disminuir o el de mis pensamientos subía hasta no dejarme oírla, he llegado a unos cuantos pensamientos acerca del equipo de mis amores.
Cuando año tras año nada cambia, cuando se escucha un canto repetitivo, Sultanes compradores, sevillanos adinerados que se quieren hacer con las acciones, grupos estadounidenses que cambiaran el rumbo de las trece barras y al final todo acaba en papel mojado, uno siente que vive una triste pesadilla que comenzó con un principio maravilloso.
Estábamos en la UVI, nadie daba un duro por nosotros, un Betis limpio, libre, de ustedes, en primera… Manuel Ruiz de Lopera, el cielo te iluminó, te hiciste dueño del Betis y fuiste su salvación… Alfonso, Finidi, Jarni, Vidakovic… Subcampeón de Copa, terceros en Liga, UEFA, Recopa, Campeones de Copa, Champions…
Pero no todo fue maravilloso…
Kukleta, Ekstrom, Kobelev, Kasumov, Bjeliça, Palermo… Bajada a segunda, adiós a Alfonso, Finidi, Jarni, Vidakovic… Que acabe el campo la oposición… No vendo… Que se acuerden del 92… y otra vez en segunda.
El bético de los últimos años vive como el paciente enfermo sin solución, adormilado por los calmantes, agarrándose al clavo ardiendo de los “a lo mejor este año…” El enfermo es el único que piensa que se va a recuperar, todos lo dan por muerto pero el sigue pensando que este año si que…
¿Y ahora qué?, ¿Que hacemos ahora?
Hay dos posibilidades aunque sólo la segunda es realista.
1º El sr Lopera agobiado por los insultos, la culpa y su resto de dignidad, cumple la promesa que hizo antaño de repartir las acciones entre los béticos, o como mucho, le pone un justiprecio a sus acciones y las vende al mejor postor. El nuevo mandatario empieza a hacer las cosas bien y larga a toda la morralla que hay en el vestuario y comienza un humilde proyecto a medio plazo, las cosas despacio pero bien hechas, cuando subamos, lo haremos para quedarnos y seguir creciendo como el otro equipo de la ciudad.
2º El sr Lopera no se agobia por los insultos y sigue pensando que no tiene culpa de nada, que después de salvar al Betis en el 92 debe ir al cielo verdiblanco. Se fichará a ojo de buen cubero, dejará marchar a los pocos que merecen seguir en el equipo, pondrá a unas nuevas marionetas sustituyendo a León, Momparlet, Nogués y compañía, con suerte subiremos el año que viene o el otro y volveremos al lugar del que nunca debimos irnos, para seguir siendo un equipo mediocre que se conforma con llegar a los 43 puntos. Mientras tanto, mi mujer y mis amigos sevillistas, con mucho tacto, sin decirme nada para no hacerme daño porque me quieren, sentirán ese regusto que se siente cuando el eterno rival se revuelca por el barro mientras te vistes con tus mejores galas para pasear los colores de la ciudad del Betis por el mundo.
Continuará…
Lopera es un egocentrista, pero no es el que juega. Le pierde su «querer ser protagonista» y sus celos, pero son los jugadores los que juegan