Dejando al margen el post humorístico anterior, quiero centrarme en comentar que es lo que más me ha gustado o me ha llamado la atención de cuanto he visto desde el Viernes de Dolores hasta el Lunes Santo ambos incluidos, no voy a decir que es lo mejor sólo quiero hablar de lo que he visto.

Empezando por el Viernes de Dolores, me decidí a cambiar un poco respecto a anteriores años, este año me decanté por ir a ver primero la Hermandad de Pino Montano. El primer gran problema ha sido la lejanía o el poco aparcamiento, ambas por igual, si estuviese más cerca no tendríamos que coger el coche y si hubiera más aparcamiento tampoco habría problemas pero centrándonos en la cofradía, tengo que reconocer que me gusta más el paso de misterio que el palio, aunque la talla de la Virgen es muy de mi agrado, el palio no está mal pero no es que me encante. El ambiente es muy de barrio y acoge con gran júbilo a su cofradía.

Después fuimos a ver Pasión y Muerte a su paso por la “Catedral de Triana”, Santa Ana, parecía totalmente un Vía Crucis, y la verdad es que me gustó bastante la seriedad de la cofradía así como la portentosa imagen del cristo que tallara allá por el año 98 Navarro Arteaga. Podemos ver el contraste entre el júbilo del barrio de Pino Montano y la seriedad de Pasión y Muerte.

El Sábado de Pasión nos centramos en ver el Divino Perdón de Alcosa para, posteriormente, dedicarnos a la ya tradicional visita a las iglesias para la puesta de flores.

Del Divino Perdón me quedo con la magnifica talla del Nazareno, obra también del gran Navarro Arteaga, que junto a mi compañero de niñez, Fernando Aguado, se perfilan como los grandes imaginero del siglo XXI.

Respecto al Domingo de Ramos y el Lunes Santo, lo primero es la alegría de ver unos días tan perfectos en lo climatológico.

De lo mejorcito del Domingo fue el palio de la Estrella desde el puente hasta Reyes Católicos, iba como me gustan a mi los palios, ni dando brincos como la Virgen del Rocío el Lunes de Pentecostés a hombros de los almonteños ni tan sosa como últimamente iban algunos palios, o nos pasamos o no llegamos, pero este año, como tantos otros, la Estrella fue perfecta, igual que el palio de Guadalupe en la “chicane” de Arfe, García de Vinuesa y Castelar, salvo la “paradita trianera antes de arrancar” que hizo ya metida ya en Castelar, lo demás fue perfecto, mecida suave pero notable, señorial pero alegre, una maravilla. El paso de misterio de la Aguas también fue muy bien, andando de frente cuando debe hacerlo y cadencioso en las revirás.

El Polígono lo vimos por su barrio, de salida. Aunque lo comprendo, la rapidez con la que dejó su barrio fue lo único achacable a esta cofradía que tanto ha calado entre los sevillanos. Grandioso misterio de Alvarez Duarte, de los que ya no se ven y que nos hace remontar a los mejores años de Lastrucci. Los ropajes de las figuras secundarias eran muy acertados así como la propia talla de éstos, los romanos adolecían de la pátina en sus corazas que el tiempo les irá dando, pues con el sol del Polígono lucían demasiado doradas. El paso de palio, aún sin bordar, no desmejora la bella imagen de la Virgen del Rosario que llevaba el manto de la Coronación de la Macarena, que hacía aún más grandiosa esta procesión. Realmente, si una persona viene por primera vez a Sevilla a ver la Semana Santa, estoy seguro que no sabría decirnos si esta cofradía lleva un año yendo a la Campana o lleva ya un cuarto de siglo, es una sensación parecida a la que da el Cerro, lleva relativamente poco tiempo en la nómina de cofradías pero han sabido imponer un sello de cofradía señera desde el principio, esperemos que no se torne con los años. Prometo no perderme un año esta cofradía mientras me sea posible.