En el día de hoy, como buen ciudadano, he ido a ejercer mi derecho al voto (frase repetida hasta la saciedad por políticos y presentadores en el telediario) y me he acercado al colegio electoral que me corresponde que además es un colegio escolar durante el resto del año.
Una vez franqueadas las barreras que suponen los senectos habitantes de mi barrio a las puertas del centro criticando a uno y otro candidato, entré en un aula que estaba acondicionada para recibir a los votantes y comenzó mi particular observación producida por mi “deformación” profesional, maestro.
Me encanta revisar las clases a las que accedo,
me gusta ver su decoración y sus técnicas didácticas ya que, como se suele decir, “cada maestrillo tiene su librillo” y siempre son bienvenidas nuevas ideas.
Lo que más me llamó la atención fue un gran cartel que hacía referencia a los órganos reproductores, masculino y femenino, pero no por el tema en cuestión, siempre polémico en un aula, sino por su ubicación, detrás de este gran cartel y de media docena de cartulinas de tamaño A4 con dibujos de los niños/as sobre el mismo tema, aparecía un “curioso artilugio”.
Parecía sacada de una película antigua, como si de una anacrónica figura se tratase, una flamante pizarra digital tenía problemas para diferenciarse de una vulgar pizarra Veleda.
Siento una tremenda pena, yo, que aúno al profesor clásico que estudió esa carrera por vocación y al chico geek que se siente poderosamente atraído por las nuevas tecnologías, siento una verdadera pena viendo como un artilugio tan sumamente útil y a la par que costoso, hacía las veces de pared o tablón de anuncios.
Todo esto viene a refrendar una desidia galopante que sufre la educación, mientras los unos se pelean sobre si debe haber recortes, los otros, los que tienen su puesto fijo para toda la vida (no sin ganárselo) se dedican a darle la razón a los que piensan que no es necesario un gasto público en educación.
¿Para que va a gastar dinero el Gobierno en modernizar las aulas de los presidentes del futuro, de los ingenieros que nos llevarán a Júpiter, de los médicos que curarán el cáncer y el sida?
Al final debemos darle la razón, gastar 3.000 euros en un tablón de anuncios no es razonable. Tenemos lo que nos merecemos.
Información Bitacoras.com…
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