Hace ya algunos días escribí un artículo, ¿Racista yo?, dando mi opinión sobre el caso de la mezquita musulmana de San Jerónimo, haciendo referencia a unos comentarios vertidos en un periódico. Hoy he recibido este mail de un lector y me ha adjuntado una carta. Como bien dice él, aquí expresamos nuestros pensamientos y como siempre he dicho, estamos abiertos a que cada uno exprese su opinión así que aquí está su comentario y adjuntaré su carta también. Como no se si querrá decir su nombre no lo voy a decir, en caso contrario sólo tiene que dejar un comentario.
Haciéndome eco de la descripción que vosotros mismos hacéis de la página "Un lugar donde expresar mis pensamientos", me he decido a mandaros una carta, por desgracia algo extensa, en respuesta al artículo ¿Racista yo? Como vecino del barrio de San Jerónimo he creído oportuno comentaros algunas cosas, y pese a lo que digáis posteriomente, no soy racista. Durante años he compartido clase con compañeros de muchas nacionalidades, franceses, italianos, mexicanos, marroquíes, argelinos, argentinos.
Y el hecho, de que no acepte la construcción de esta mezquita en mi barrio no es motivo suficiente para tacharme de racista, al menos yo tal como todos deberíamos hacer, doy una razón motivada explicando mi postura. Por desgracia, en la mayoría de las ocasiones, el resto de personas no actúan de igual manera.
Pero se impone lo políticamente correcto, ¿cierto? Y digo yo, ¿no deberíamos ser todos políticamente correctos? También los señores de la Comunidad Islámica en España. O ellos, por ser un minoría tienen derecho a desprestigiar a cualquiera y menospreciar el estado de derecho en el que vivímos o a otras culturas como la judía. Algunos de los comentarios de Ian Dalas podrían estar muy cerca del antisemitismo y sin embargo AÚN no he oido a nadie salir en defensa de la minoría judía. Y por favor, no mezclemos asuntos. En otra ocasión si queréis hablamos del muro de la vergüenza. Pero ojo, a mi me tachan de racista y nadie se preocupa por ver que está haciendo esa otra persona. Pensaba que todos eramos iguales, pero para ser que no.
En fin, espero que encontréis al menos la carta entretenida. Aunque, imagino que tal como ya me sucedió al escribir a La Antorcha (del PCE), posiblemente o no obtenga respuesta o seguiréis pensado que los vecinos de este barrio tenemos merecido todo el desprecio que hasta ahora se ha nos demostrado.
Saludos
De igual forma que expresé en Twitter, creo que esa carta debería ver la luz siempre que lo que se expone sea cierto. Yo vivo en León y, evidentemente, no conocía el problema. Pero 10 páginas explicando su postura deja todo bastante claro. Seguro que la indiferencia desaparecerá en cualquiera que lo lea.
Un saludo.
Hay que decir que yo no soy creyente en las religione$, sino que creo a mi forma en Dios.
Los vecinos de San Gerónimo me imagino que tienen miedo a lo desconocido, miedo a que se empiecen a ver radicales musulmanes y que se llenen de comercios musulmanes, como pasa en algunas zonas de Barcelona y Madrid.
Deciros mi experiencia personal. Yo vivo en Torremolinos, cerca de mi casa hay una mezquita y no pasa nada, bueno sí hay que decir que la mayoría de los negocios que están al rededor de la mezquita son musulmanes. Las carnicerías tienen carne muy buena y son baratas, además os podéis asegurar que el animal murió sin sufrir, que es la manera islámica de matar a los animales.
La mezquita estaba antes de mudarme, pero mi mujer tenía aquí un piso antes de venirnos a vivir aquí. En esta zona había mucha delincuencia de los marroquíes, y desde que abrieron la mezquita la delincuencia descendió radicalmente. También decir que en Málaga y en Fuengirola están las dos mezquitas principales de la provincia y no hay problemas, y hay que decir que están en «barrios bien», y cabe el asunto de la demagogia de decir que siempre se les pone a los mismos, a los barrios obreros.
Lo único que se puede decir en contra de las mezquitas es la llamada a la oración, que al menos aquí no la hacen en horas fueras de tono, como la llamada de la mañana (suele ser de noche). Pero lo mismo digo de las iglesias, que están a todas horas dando campanadas.