Los que me conocen saben que gusto del buen yantar, que en cristiano, como podréis adivinar por el título, significa buen comer. Pero no comer de restaurante, con servilleta de hilo y juego de cuatro copas, no del comer con tres tenedores distintos y con el camarero al lado espetándome eso de “¿ha decidido el señor que va a tomar de primero?”. El comer con el que disfruto es el comer de tapeo, el de una de caracoles aquí, un pinchito allí y dos montadictos en Ka Paco. Ese tapear que tan famoso es en Sevilla y del que tanto se habla allende nuestras fronteras.
Para los más suspicaces que se hayan dado cuenta de la errata de unas líneas más arriba, decirles que no es una errata, montadictos es como tildo a la mayoría de mis conocidos. ¿Cuántos montaditos distintos has visto en los bares? Yo diría que hay cientos de variedades porque claro, con la base del pan y pudiendo añadir lo que queramos… las combinaciones y permutaciones (que Dios las tenga en su gloria y que tan malos momentos me hicieron pasar en bachillerato) son infinitas.
Pero bueno, que no es de eso de lo que quería hablar, quiero comentar aquí, y vaya por delante que no he cobrado ni cobraré nada de los bares que aquí se mencionarán, otra cosa es que ellos, amablemente, tengan el gusto de abonar las sucesivas viandas que los míos y yo tengamos a bien en degustar los próximos días, de los distintos lugares de tapeo que suelo visitar a menudo.
Desde que llegué a Coria, una de mis mayores obsesiones era ir encontrando aquellos bares en los que vaciar mis repletas bolsas de dinero a cambio de suculentos manjares y así, como si de un auditor de
Como en esta bendita hay tanto bar bueno, me he decidido a hacer una especie de Ruta del Bacalao pero a mi estilo.
Comenzando por los desayunos, la comida más importante del día, podemos ir a tomar porras al Irlandés, junto a la oficina de CajaSol en
Para la sobremesa nos podemos ir al Paseo Carlos de Mesa a tomar una copita de bebidas espirituosas para descansar hasta la merienda, tras este alto, nos encaminamos ahora hacia
La tarde noche se está echando encima y el hambre aprieta de nuevo, aprovechando que ha refrescado nos volvemos a la zona del río y en cualquiera de los chiringuitos del parque podremos degustar albures en adobo, caracoles… bajo la luz de
Para los más aventureros reservamos este momento para el disfrute nocturno, los pubs que hay junto al paseo tienen un sitio reservado para nosotros, para los demás, me despido hasta mañana que el Irlandés me espera con la porra en la mano, buenas noches y hasta la próxima.
[…] Coria del buen comer […]