Para terminar con la serie de Impresiones de la Semana Santa, hablamos hoy de los últimos días, de la Madrugá al Domingo de Resurrección.
De la Madrugá destacaría la túnica de los cardos que llevó el Gran Poder, personalmente es una de las que más me gusta pero me quedo con la lisa, de todos modos no está mal que de vez en cuando se innove y salga con otra túnica. Como siempre, la Macarena preciosa y el paso de la Sentencia con su característico andar al que nos tiene acostumbrado, no obstante he de reconocer que no me gusta nada esta forma de andar. De la Esperanza de Triana vuelvo a criticar lo de siempre, el exorno floral me parece excesivo y desacertado.
El Viernes Santo es uno de los días que más me gustan, tiene un sabor distinto al resto de días, después de la dualidad de la Madrugá, y no me refiero a Macarena / Triana sino a las tres de negro y las tres de capa, el Viernes santo pone un punto de romanticismo difícil de igualar. El Cachorro, después de muchos años pudo recorrer su itinerario sin problemas, la Virgen del Patrocinio se vió magníficamente a la altura de Puerta Triana.
Muy bonita la Carretería llegando a la Plaza Nueva pero el entorno deja mucho que desear, horribles las catenarias y el paso por el centro de la Plaza no me gustó nada de nada.
La Mortaja como siempre en su línea igual que San Isidoro, ambas procesiones se caracterizan por su estilo añejo y su saber estar en la calle.
El Sábado Santo comenzó con normalidad, tanto la Trinidad como los Servitas, las primeras en salir, lo hicieron a su hora y sin contratiempos. La Trinidad tiene dos caras, un maravilloso palio y un mediocre resto de la cofradía, quizás el nuevo Cristo que tallara Alvarez Duarte, se escape de esa mediocridad. Desde el monumento a Sor Ángela hasta pasada la Anunciación, pasó el Decreto a tambor.
Las dos cofradías restantes, Santo Entierro y Soledad, retrasaron su salida unos minutos ante la posibilidad de lluvias.
En mitad de la tarde el día se rompió, una suave lluvia anunciaba un tremendo aguacero que descompuso varios cortejos. El primer paso de los Servitas y el grueso de la cofradía consiguieron llegar a “paso mudá” hasta su capilla, el palio se quedó en la Anunciación, donde llegó desde la Alfalfa, allí tuvo que esperar a que la Soledad entrara a guarecerse de la lluvia desde la Campana. El Salvador acogió al Decreto que dividió la cofradía al quedarse en la Catedral los dos últimos pasos al igual que el cortejo completo del Santo Entierro. Al final, todos los pasos volvieron a sus templos esa misma noche.
Una lástima como acabó un Sábado Santo que, aunque muy frío, amaneció despejado.
Del Domingo de Resurrección no puedo hablar puesto que no vi el Resucitado.
Sé que no es muy agradable estar esperando para ver una cofradía y que al final pase sin pena ni gloria, es decir sin marchas que recreen nuestros oídos y nuestra vista. Sin embargo sólo he visto que has achacado esto a la hermandad de la Trinidad, cuando me consta que esta Semana Santa, al igual que en años anteriores, te ha ocurrido esto con más de una y de dos hermandades. Un saludo