Así se titulaba la composición que Antonio Burgos quería hacer sonar el día del Pregón, no se la puede llamar marcha puesto que es la unión de otras tres composiciones, capilla musical, cornetas y tambores y banda de musica.
Lo que Antonio Burgos quería era hacer sonar a la vez toda la música que se puede escuchar en la Madrugá, gracias a Dios al final ha rechazado dicha composición (incluso antes de escuchar como quedaba) y se ha decantado por la marcha Pasan los campanilleros de López Farfán.
Pues sí, gracias a Dios. Muchos cofrades en Sevilla y fuera de ella, estarán suspirando de alivio al saber que esta «descomposición» no sonará el día del pregón sevillano en el Maestranza.
Desde luego que la confusión de la originalidad y la patochada, que tanto critica Antonio Burgos, como dueño y guardián de la sevillanía, no escapa a nadie, ni tan siquiera a quien pudiera criticarla. Este señor ya cansa, tan gracioso como el se cree, tan puro como se piensa y tan sabio que no encontrareis mayor erudición concentrada en un solo hombre.